El mundo está revuelto: pandemias, violencias de todo tipo, pobreza, corrupción, cambio climático, degradación ambiental, desigualdades extremas, movimientos forzosos de personas, vulneración de los derechos de los pueblos originarios y comunidades locales, deterioro de la salud mental...
Además de la piel física, tenemos una piel psicológico-emocional, una segunda piel, que tiene que ver con los sentidos, con el contacto, las voces, los olores, los objetos conocidos, y que nos da seguridad cuando sentimos que el mundo se tambalea bajo nuestros pies. Una piel que ahora está herida.
¿Qué consecuencias tiene todo esto a nivel antropológico? ¿Qué podemos hacer?
Una posibilidad puede ser aprender a recuperar nuestros sentidos, a intensificarlos, aprender a ver más, a oír más, a sentir más. Seguir experimentando con el método. Mudar la piel.
Mudar la piel es un trabajo de Mari Luz Esteban, Llorián García Flórez y Andrés Rodrigues. Esta obra es un ejercicio en torno al daño, los cuidados y el acompañamiento (floriar). Una exploración de las posibilidades que nos da la conexión entre antropología, arte, música y literatura para ese proceso necesario de reorganización de lo sensible y redefinición de lo social, lo político, lo antropológico.
Mudar la piel es resultado de la primera residencia de creación etnográfica y multimodal impulsada por el Instituto de Ciencias del Patrimonio y la Xunta de Galicia. El proyecto se gestó en 2023 dentro del programa de Residencias Artísticas del Gaiás con la profesora e investigadora de la Universidad del País Vasco, Mari Luz Esteban, el etnomusicólogo y gaitero asturiano Llorián García y el historiador y artista sonoro Andrés Rodrigues, coordinados por el investigador del Incipit-CSIC, Íñigo Sánchez-Fuarros.
Se trata de una obra en la que las imágenes, los sonidos y la palabra son los vehículos para transmitir a la audiencia aspectos de la sociedad actual que son objeto también de investigación para la antropología y las ciencias sociales.
Textos de filosofía, ensayo, artículos científicos y literarios de autores y autoras contemporáneas como Susan Sontag, Emily Dickinson, Adriana Cavarero, Claes Anderson o Flora Fong se entrelazan con los paisajes sonoros y los audiovisuales de la pieza, en los que destaca también la colaboración de la bailarina y coreógrafa gallega Sabela Domínguez.
El conjunto forma un nuevo tejido sensorial a través del que volver a sentir y repensar la manera en la que el ser humano se relaciona entre sí y con su entorno.